El reciente arresto del comandante de la Armada Boliviana, Juan Arnez Salvador, junto con el destituido jefe militar Juan José Zúñiga, ha generado un gran revuelo en Bolivia. Ambos han sido acusados de terrorismo y alzamiento armado por su participación en un intento de golpe contra el presidente Luis Arce. El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, ha señalado que estos militares intentaron destruir la democracia e institucionalidad del país, fracasando en su intento.
Los incidentes ocurrieron cuando ambos oficiales, dentro de una tanqueta militar, intentaron derribar las puertas del Palacio de Gobierno en la plaza de Armas de La Paz, donde Arce tiene sus oficinas. En respuesta, el gobierno de Arce destituyó a Zúñiga y Arnez de sus cargos y designó nuevas autoridades.
El expresidente Evo Morales, líder del Movimiento al Socialismo (MAS), ha suspendido las movilizaciones que había convocado, afirmando que la situación se ha calmado en la sede de Gobierno. A través de sus redes sociales, Morales agradeció las expresiones de solidaridad y apoyo a la democracia boliviana por parte de presidentes, líderes políticos y sociales del mundo, y pidió que todos los involucrados en la asonada sean detenidos y juzgados.
Este episodio subraya la tensa situación política en Bolivia, con un gobierno que enfrenta desafíos tanto internos como externos para mantener la estabilidad y la democracia en el país.
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